09 de febrero de 2012 • 16:35
Garzón "es molesto en España porque soplan otros vientos. Allí, hace 40 años guardaron silencio" sobre los delitos cometidos en el franquismo y el pueblo "también pide verdad, memoria y justicia", ha añadido Carlotto, en declaraciones a la estatal agencia Télam.
La condena "es una estrategia nefasta" en la que "se le dice a los otros magistrados 'a ustedes les puede pasar lo mismo'", ha opinado Carlotto.
"Hay que defender a Garzón para defender a todos los que luchan por la justicia. Lo conocemos desde hace muchos años. Viajábamos mucho a Madrid para ver si podíamos lograr que se abriera una causa por los desaparecidos españoles" en Argentina, agregó.
El Tribunal Supremo español encontró a Garzón culpable de prevaricación y le condenó a 11 años de inhabilitación por haber autorizado a interceptar las conversaciones que mantuvieron en prisión los acusados de una gran red de corrupción, que afecta a antiguos altos cargos del Partido Popular, y sus abogados.
La sentencia, que fue adoptada por unanimidad de los siete magistrados que le juzgaron, le fue comunicada hoy en persona a Garzón, y supone la "pérdida definitiva" de su condición de juez.
Garzón alcanzó fama internacional por ordenar la detención del exdictador chileno Augusto Pinochet y perseguir a represores argentinos.
En su día, la presidenta argentina, Cristina Fernández, valoró la actuación del juez en el procesamiento del militar Adolfo Scilingo, que fue condenado en España por delitos de lesa humanidad y detención ilegal durante la dictadura en Argentina (1976-1983).
El proceso judicial contra Garzón también fue repudiado por otras organizaciones humanitarias, como Madres de Plaza de Mayo, que recientemente anunció que acudiría al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para impugnar lo que consideró como "injusta e inmoral persecución" contra el magistrado.
La condena "es una estrategia nefasta" en la que "se le dice a los otros magistrados 'a ustedes les puede pasar lo mismo'", ha opinado Carlotto.
"Hay que defender a Garzón para defender a todos los que luchan por la justicia. Lo conocemos desde hace muchos años. Viajábamos mucho a Madrid para ver si podíamos lograr que se abriera una causa por los desaparecidos españoles" en Argentina, agregó.
El Tribunal Supremo español encontró a Garzón culpable de prevaricación y le condenó a 11 años de inhabilitación por haber autorizado a interceptar las conversaciones que mantuvieron en prisión los acusados de una gran red de corrupción, que afecta a antiguos altos cargos del Partido Popular, y sus abogados.
La sentencia, que fue adoptada por unanimidad de los siete magistrados que le juzgaron, le fue comunicada hoy en persona a Garzón, y supone la "pérdida definitiva" de su condición de juez.
Garzón alcanzó fama internacional por ordenar la detención del exdictador chileno Augusto Pinochet y perseguir a represores argentinos.
En su día, la presidenta argentina, Cristina Fernández, valoró la actuación del juez en el procesamiento del militar Adolfo Scilingo, que fue condenado en España por delitos de lesa humanidad y detención ilegal durante la dictadura en Argentina (1976-1983).
El proceso judicial contra Garzón también fue repudiado por otras organizaciones humanitarias, como Madres de Plaza de Mayo, que recientemente anunció que acudiría al Tribunal Europeo de Derechos Humanos para impugnar lo que consideró como "injusta e inmoral persecución" contra el magistrado.